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No me gustan las orillas

Confieso que entre los recuerdos de las pocas etapas que llevo de vida, siempre tengo un sitio para un sentimiento muy particular, el sentimiento vital, ese que te revuelve el estomago, te quita las ganas de comer, te corta el aliento y te disminuye las ganas de caminar; me refiero al miedo, un miedo también muy particular. No me da miedo confesar que me dan miedo las gallinas, no sé a qué se debe, pero recuerdo que de niño soñaba que me perseguían gallinas gigantes y calvas. No me dan miedo los lugares oscuros, si acaso me causan incomodidad. Tampoco me dan miedo los espacios cerrados, las alturas, los retos, las nuevas situaciones, los gatos negros, las cosas que no conozco, si acaso me dan ganas de no enfrentarme a ellas, pero no miedo. 

Algo a lo que realmente temo es a no llegar a ser aquello que algún día me propuse ser, temo profundamente a verme un día en un momento de mi vida en que no me reconozca, a no saber qué es lo qué estoy haciendo, porqué, con quien y para quien, miedo a alcanzar tal estado de desesperanza que sea capaz de soltar las riendas de mi vida y simplemente sentarme a esperar que el viento sople fuerte para entonces empezar a volar, en definitiva, yo creo que se trata de un miedo a no ser yo mismo.

Desde que tengo uso de razón he pensado que estudiaría Administración de empresas, reconozco que en principio quería hacerlo porque sonaba bonito, pero conforme fui creciendo me di cuenta que realmente me gustaba, sin embargo, por curioso que parezca, las matemáticas y yo no somos muy amigos, soy de los que piensa que ya se esta haciendo mayorcita y que debe ir aprendiendo a resolver sus problemas por sí sola. Cuando estaba por terminar el bachiller, se me planteaba lo que a todo joven con algo de aspiración se le pasa por la mente: ¿Y ahora qué? ¿Donde quiero estar cuando tenga 30? ¿Y mientras tanto?. Tenia claro que me gustaban los negocios, mas no las mates, ¿Y entonces?. Empecé a buscar alternativas: estudiar bussines sin tocar un libro de matemáticas. Imposible. Llegué a la conclusión de que quizá la publicidad llenaría mis expectativas, lo cierto es que no lo hacía, pero tenia tanto pánico a morir en el intento que decidí renunciar algo que siempre quise y mirar hacia otro lado. Se acabó el curso, llegó el verano y con él las matriculas para la universidad, mi mente, cuerpo y alma estaban situados en la publicidad hasta que llegó aquel bendito e-mail: "Le comunicamos que no ha sido admitido en ninguna de las listas para los estudios requeridos...". Naturalmente el alma se me salió del cuerpo y durante aproximadamente 20 minutos releía una y otra vez aquel correo. Era como si me dijesen: "Lo siento, otra vez será", y es cuando piensas: "Y ya? No tiene nada mas que decirme? Solo que lo siente?. Nunca había sentido de esa forma lo feo que es cuando te golpean con la puerta en la cara.

De todas las opciones que barajé, ninguna había dado resultado y, aparentemente, tenia todas las puertas cerradas. Días mas tarde recibí otro e-mail en el que me daban una sola plaza, una que ni siquiera habia considerado porque hasta había olvidado que meses antes la solicité: Administración y Dirección de empresas.



Tenia que tomar una decisión: O enfrentarme a algo que no me gustaba y perseguir un sueño, o simplemente dejarlo ir y olvidarlo. Puede que para muchos hubiera resultado fácil, pero para mí era asunto de estado. Entonces volvió a invadirme ese sentimiento tan particular, y empapado de él decidí que lo haría, por lo menos lo intentaría. ¿Y si me equivoco?, ¿Y si me queda grande?, ¿Y si me sale mal?, ¿Y si...?. Pensar que a mis 80 años tendría que vivir con la frustración de que un día tuve en mis manos la oportunidad de mi vida y la desaproveche por miedo, era algo que no podía consentir sin al menos haberlo intentado. Entonces comprendí que dejarlo pasar  no era una opción, o al menos no lo era para mi. Nunca lo fué.


Si, posiblemente estos lo sean,  pero única y exclusivamente para aquellos que deciden quedarse en la orilla.


Trocitos de Lluvia en su ventana

Veo trocitos de lluvia en su ventana... y la verdad, no es que sea falso, es solo un poco surrealista. Para escribir esta entrada me senté en las escaleras de mi casa para que me diera un poco el aire, no sé si buscando que me diera mejor la señal del Internet o para que circularan mejor las ideas. No lo sé. Mientras estaba escribiendo, me imaginé que me caía una gota de agua filtrada de las escaleras de arriba y que a lo mejor se había caido ante el movimiento de alguien que, acurrucado en el piso de arriba , intentaba leer lo que estaba escribiendo a través de los agujeros de la barandilla. Apenas había pasado un par de segundos, pero yo ya tenia el titulo de esta entrada, y aunque la ventana es figurada, no deja de ser curiosa. Cuando me senté aquí hace unos minutos no tenia ni idea que lo que escribiría, pues anoche hice un borrador de algo que se me había ocurrido y esta mañana descubrí que simplemente ya no estaba. 

Ayer estaba buscando en Vimeo algunos videos que realmente me han gustado muchísimo y quería compartirlos con ustedes, pues creo que resumen de una manera muy peculiar, la esencia de algunos momentos de mi vida, quizá no relate experiencias vividas en otros países puesto que no los he visitado, pero no sé si se han dado cuenta de que tengo muchísima imaginación, me monto mis películas mentales cuando simplemente quiero darme cuenta del lugar de ocupo en la vida, en la vida de los demás, cuando quiero darme cuanta de que mi espacio no es solamente los metros que me rodean, cuando quiero darme cuenta de que en realidad tengo tanto espacio como mi mentalidad y motivación me lo permitan, cuando quiero darme cuenta de que hoy estoy aquí, mañana probablemente también, pero no sé qué pasará cuando mañana acabe. 

Viendo estos vídeos me entro esa sensación que suelo sentir muy a menudo, esa que parece que me ahoga porque siento que tengo tanto que hacer que no tengo tiempo, que no me alcanza la vida, que hay tanto camino que recorres, tanto país que visitar, tantas cosas que aprender, tantos errores que cometer, tantos idiomas que no entender, y personas a las que sonreír sin cuestionar, que siento que no me da con una sola vida. Es irónico pero no he cumplido ni los primeros 20 años de mi vida, y siento que no me alcanza el tiempo, sin embargo, algo me dice que eso es bueno.


Por amor al Arte

Hace algún tiempo, encontré en internet un artículo sobre una exposición que se hacia en todo el mundo y que próximamente llegaría a España. Se trataba de una colección de cadáveres que estaban "disecados" con la técnica de la plastinación. El inventor de este procedimiento medico es el artista.

Cuando vi las imágenes por primera vez me explotó el cerebro, me impresionó tanto que me puse a investigar todo lo que internet me pudiese ofrecer sobre Gunther Von Hugens y la plastinación. Tal vez me impresionó tanto debido a esa fantasía infantil, que entonces creía muerta, de ser medico forense, pues todos en algún momento de la vida quisimos ser astronautas, pilotos, bomberos o cantante famoso. Para algunos se convierte en realidad, para otros esa fantasía pasa a ser parte de algo a lo que llamo: "#Síperono", es decir, #Megustaperonomeveoenello. No sé, una cosa rara. 

Hice un mini-experimento en los días posteriores de encontrar lo que para mí fue un gran descubrimiento: mostraba las imágenes a algunos conocidos para ver qué opinaban sobre aquello. Curiosamente, la gente que me daba su opinión decía que le parecía un tanto tétrico (que lo es), grotesco, de mal gusto, e incluso amoral, decían que no era algo realmente estético ni bello a la vista, no como un Picasso o un Van Gogh, sin embargo sí coincidían conmigo en la opinión de que nuestro propio cuerpo es una maravillosa obra de arte. Y pensaba yo: ¿Acaso no estamos hablando de lo mismo? Qué gran contradicción. 

Entonces entendí que se trataba de una cuestión de mentalidad. Dado a eso, descubrí que lo que me llamaba tanto la atención no eran los procesos químicos de medicina forense que hay detrás de los cuerpos plastinados, sino la forma que tenia este sujeto de entender el arte, su propio arte. Desgraciadamente, para muchas personas el arte sigue estando guardado en una caja donde solo hay obras de teatro, danza, pintura y escultura. Y es que para la mayoría de la gente, las exposiciones de Body World no son una expresión artística, mas bien son obra de un sujeto oscuro y sin escrúpulos al que llaman "Doctor muerte", cual asesino de LamatanzadeTexas.


 Opiniones hay tantas como colores y si quisiéramos captarlas y entenderlas todas, muy probablemente las cuentas nos darían un resultado  \infty \,\!. Si si, daremos vueltas a lo mismo infinitas veces cual pez que se muerde la cola. Por tanto decidí que no seria como ninguno de ellos, me prometí ser crítico conmigo mismo y con lo que captan mis sentidos. Algunos lo llaman Tenerlamenteabierta.