Páginas

De una playa

Recientemente leía un capitulo de un libro de Gabriel García Marquez, Relato de un Náufrago, una historia real basada en el testimonio del único superviviente de un naufragio de un barco colombiano proveniente de Estados Unidos. Su protagonista había sufrido cosas inimaginables en el mar, sucesos que rozan la fantasía y que realmente ponen a dudar al lector sobre su veracidad. Yo, estando en una playa, acostado sobre la arena, me sorprendió la maravillosa vista que tenia de un cielo profundo y azul. Nunca en mis tiempos de relax en la playa, habia tomado tiempo para admirar aquello que tenia sobre mí. Me sumergí en mis pensamientos e imaginaba que a lo mejor, el naufrago del que hablaba Garcia Marquez no estaba tan loco, a lo mejor era que soñaba demasiado. Me identifique con él, me vi adentrado en un mundo donde los sueños que tienen las personas se ahogan, donde a veces las metas no son lo suficientemente altas para merecer alcanzarlas, donde las aspiraciones se van con los suspiros y donde te apocan las malas circunstancias y el malestar general, me encontraba pensando en el mundo en que vivimos. Ahora el náufrago me parecía menos loco, ya no hablaba con los peces, solamente pensaba en alto, ya no veía a sus compañeros muertos hablando con él, solo los recordaba con amor... De repente todo era menos raro en las palabras de aquel libro, quizá influencia del mar, no lo sé. Lo que si sé es que cuando nos tomamos un tiempo para vivir y sentir las cosas, personas y situaciones que cotidianamente nos rodean, un tiempo para cerrar nuestros ojos y escuchar el viento, un tiempo para mirar mas allá de nuestros párpados cerrados, nos daremos cuenta de que al fin y al cabo, la oscuridad es simplemente la ausencia de luz, la guerra no es nada mas que ausencia de paz y que por mucho que dure la noche, amanecerá y veremos.

Al fin y al cabo, el náufrago vivió para contarlo y ahora veo la arena de forma diferente.

0 comentarios:

Publicar un comentario